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Poemas para mamá largos y bonitos

    El amor por una madre es un sentimiento profundo e infinito, que merece ser expresado con las palabras más hermosas y sentidas.

    Los poemas largos, con sus versos cadenciosos y llenos de imágenes vívidas, son la forma perfecta de rendir homenaje a estas mujeres excepcionales que nos dieron la vida y nos llenan de amor incondicional.

    Por ello, si te es preciso sacar de dentro de ti todo aquello que sientes por la mujer que te dio la vida, es importante que dentro de un poema ecuentres todas las palabras que le quieres decir.

    A continuación te comparto los poemas para mamá largos y bonitos:

    7. Consejo Maternal – Olegario Andrade

    Ven para acá, me dijo dulcemente
    mi madre cierto día,
    (aún me parece que escucho en el ambiente
    de su voz la celeste melodía).

    Ven y dime qué causas tan extrañas
    te arrancan esa lágrima, hijo mío,
    que cuelga de tus trémulas pestañas
    como gota cuajada de rocío.

    Tú tienes una pena y me la ocultas:
    ¿no sabes que la madre más sencilla
    sabe leer en el alma de sus hijos
    como tú en la cartilla?

    Poemas para mamá largos y bonitos

    ¿Quieres que te adivine lo que sientes?
    Ven para acá, pilluelo,
    que con un par de besos en la frente
    disiparé las nubes de tu cielo.

    Yo prorrumpí a llorar. Nada, le dije,
    las causa de mis lágrimas ignoro;
    pero de vez en cuando se me oprime
    el corazón, y ¡lloro!…

    Ella inclinó la frente pensativa,
    se turbó su pupila,
    y enjugando sus ojos y los míos,
    me dijo más tranquila:

    Llama siempre a tu madre cuando sufras
    que vendrá muerta o viva:
    si está en el mundo a compartir tus penas,
    y si no, a consolarte desde arriba.

    Y lo hago así cuando la suerte ruda
    como hoy perturba de mi hogar la calma,
    invoco el nombre de mi madre amada,
    ¡y entonces siento que se ensancha mi alma!

    6. Caricia – Gabriela Mistral

    Madre, madre, tú me besas,
    pero yo te beso más,
    y el enjambre de mis besos
    no te deja ni mirar…

    Si la abeja se entra al lirio,
    no se siente su aletear.
    Cuando escondes a tu hijito
    ni se le oye respirar…

    Yo te miro, yo te miro
    sin cansarme de mirar,
    y qué lindo niño veo
    a tus ojos asomar…

    El estanque copia todo
    lo que tú mirando estás;
    pero tú en las niñas tienes
    a tu hijo y nada más.

    Los ojitos que me diste
    me los tengo de gastar
    en seguirte por los valles,
    por el cielo y por el mar…

    5. La madre ahora – Mario Benedetti

    Doce años atrás
    cuando tuve que irme
    dejé a mi madre junto a su ventana
    mirando la avenida

    ahora la recobro
    solo con un bastón de diferencia

    en doce años transcurrieron
    ante su ventanal algunas cosas
    desfiles y redadas
    fugas estudiantiles
    muchedumbres
    puños rabiosos
    y gases de lágrimas
    provocaciones
    tiros lejos
    festejos oficiales
    banderas clandestinas
    vivas recuperados

    Poemas para mamá largos y bonitos

    después de doce años
    mi madre sigue en su ventana
    mirando la avenida

    o acaso no la mira
    solo repasa sus adentros
    no sé si de reojo o de hito en hito
    sin pestañear siquiera

    páginas sepias de obsesiones
    con un padrastro que le hacía
    enderezar clavos y clavos
    o con mi abuela la francesa
    que destilaba sortilegios
    o con su hermano insociable
    que nunca quiso trabajar

    tantos rodeos me imagino
    cuando fue jefa en una tienda
    cuando hizo ropa para niños
    y unos conejos de colores
    que todo el mundo le elogiaba

    mi hermano enfermo o yo con tifus
    mi padre bueno y derrotado
    por tres o cuatro embustes
    pero sonriente y luminoso
    cuando la fuente era de ñoquis

    ella repasa sus adentros
    ochenta y siete años de grises
    sigue pensando distraída
    y algún acento de ternura
    se le ha escapado como un hilo
    que no se encuentra con su aguja

    como si quisiera comprenderla
    cuando la veo igual que antes
    desperdiciando la avenida
    pero a esta altura qué otra cosa
    puedo hacer yo que divertirla
    con cuentos ciertos o inventados
    comprarle una tele nueva
    o alcanzarle su bastón.

    4. A mi madre – Manuel Gutiérrez

    ¡Madre, madre, si supieras
    cuántas sombras de tristeza
    Tengo aquí!
    Si me oyeras, y si vieras
    Esta lucha que ya empieza
    Para mí

    Tú me has dicho que al que llora
    Dios más ama; que es sublime
    Consolar:
    Ven entonces, madre y ora;
    Si la fe siempre redime,
    Ven a orar

    De tus hijos el que menos
    Tu cariño merecía
    Soy quizás;
    Pero al ver cual sufro y peno
    Has de amarme, madre mía
    Mucho más.

    ¡Te amo tanto! Con tus manos
    Quiero a veces estas sienes
    Apretar

    Ya no quiero sueños vanos:
    Ven ¡oh, madre! que si vienes
    Vuelvo a amar

    Solo, madre, tu cariño,
    Nunca, nunca, se ha apagado
    para mí.

    Yo te amaba desde niño;
    Hoy… la vida he conservado
    para ti.

    Muchas veces, cuando alguna
    pena oculta devora
    sin piedad,
    Yo me acuerdo de la cuna
    Que meciste en la aurora
    de mi edad.

    Cuando vuelvo silencioso
    Inclinado bajo el peso
    De mi cruz,
    Tú me ves, me das un beso
    Y en ni pecho tenebroso
    Brota luz

    Ya no quiero los honores;
    Quiero solo estar en calma
    Donde estás;

    Solo busco tus amores;
    Quiero darte toda mi alma…
    Mucho más.

    Todo, todo, me ha dejado;
    En mi pecho la amargura
    Descansó;

    Mis ensueños me han burlado,
    Tu amor solo, por ventura
    Nunca huyó.

    Tal vez, madre, delirante,
    sin saber ni lo que hacía
    Te ofendí.

    ¿Por qué, madre, en ese instante?
    ¿Por qué entonces, vida mía,
    no morí?

    Muchas penas te he causado,
    Madre sana, con mi loca
    Juventud:
    De rodillas a tu lado
    Hoy mi labio solo invoca
    La virtud.

    Yo he de ser el que sostenga
    Cariñoso tu cansada
    Ancianidad;

    Yo he de ser quien siempre venga
    A beber en tu mirada
    Claridad.

    Si me muero —ya presiento
    que este mundo no muy tarde
    Dejaré, —
    En la lucha dame aliento,
    Y a mi espíritu cobarde
    Dale fe.

    Nada tengo yo que darte;
    Hasta el pecho me salta
    De pasión:

    Solo, madre, para amarte
    Ya me falta, ya me falta Corazón.

    3. Doña Luz XVII – Jaime Sabines

    Lloverás en el tiempo de lluvia,
    harás calor en el verano,
    harás frío en el atardecer.
    Volverás a morir otras mil veces.

    Florecerás cuando todo florezca.
    No eres nada, nadie, madre.

    Poemas para mamá largos y bonitos

    De nosotros quedará la misma huella,
    la semilla del viento en el agua,
    el esqueleto de las hojas en la tierra.
    Sobre las rocas, el tatuaje de las sombras,
    en el corazón de los árboles la palabra amor.

    No somos nada, nadie, madre.
    Es inútil vivir
    pero es más inútil morir.

    2. Madre llévame a la cama – Miguel de Unamuno

    Madre, llévame a la cama.

    Madre, llévame a la cama,

    que no me tengo de pie.

    Ven, hijo, Dios te bendiga y no te dejes caer.

    No te vayas de mi lado,

    cántame el cantar aquél.

    Me lo cantaba mi madre;

    de mocita lo olvidé,

    cuando te apreté a mis pechos contigo lo recordé.

    ¿Qué dice el cantar, mi madre, qué dice el cantar aquél?

    No dice, hijo mío, reza, reza palabras de miel;

    reza palabras de ensueño que nada dicen sin él.

    ¿Estás aquí, madre mía?

    Porque no te logro ver….

    Estoy aquí, con tu sueño;

    duerme, hijo mío, con fe.

    1. Los versos a mi madre – Julio Jaramillo

    Mi madre es un poema
    de blanca cabellera,
    que tiene a flor de labios
    un gesto de perdón.

    Cuando tras larga ausencia regreso
    ella me espera,
    me abraza como a un niño,
    me besa con pasión.

    Mi madre es pequeñita
    igual que una violeta,
    lo dulce está en su alma,
    el llanto en el adiós.

    Es dueña de mis sueños,
    aunque no soy poeta,
    los versos a mi madre
    me los inspira Dios.

    Poemas para mamá largos y bonitos

    Qué linda que es mi madre
    qué suerte es tenerla y
    que dichoso al verla
    feliz en el hogar

    Radiante de alegría
    al lado de sus hijos
    cuidando sus nietitos
    qué santa que es mi madre,
    Bendícela, sí, bendícela Señor.

    Mi madre es una rosa
    de pétalos ajados
    que guarda su perfume
    muy junto al corazón.

    Viviendo nuestra angustia
    no sé lo que ha llorado
    por eso al mencionarla
    me embargo de emoción.

    Mi madre es como un cromo
    de mágica paleta
    Canción dolor ternura
    de todo hay en su voz

    Es dueña de mis sueños,
    aunque no soy poeta,
    los versos a mi madre
    me los inspira Dios.

    Qué linda que es mi madre
    qué suerte es tenerla y
    qué dichoso al verla
    feliz en el hogar.

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