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Poemas para enamorar

    Y es que, cuando las palabras cotidianas no bastan para expresar lo que sentimos, los poemas se convierten en nuestros aliados más fieles. En este post, exploraremos la magia de los versos dedicados al amor, aquellos que pueden conquistar corazones y transmitir las emociones más profundas:

    7. Te amo por ceja – Julio Cortázar

    Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
    blanquísimos donde se juegan las fuentes
    de la luz,
    te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza
    de cicatriz,
    voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago y
    cintas que dormían en la lluvia.

    No quiero que tengas una forma, que seas
    precisamente lo que viene detrás de tu mano,
    porque el agua, considera el agua, y los leones
    cuando se disuelven en el azúcar de la fábula,
    y los gestos, esa arquitectura de la nada,
    encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.

    Todo mañana es la pizarra donde te invento y te
    dibujo,
    pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese
    pelo lacio, esa sonrisa.
    Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
    es también la luna y el espejo,
    busco esa línea que hace temblar a un hombre en
    una galería de museo.
    Además te quiero, y hace tiempo y frío.

    6. ‘Táctica y estrategia’ por: Mario Benedetti

    Mi táctica es
    mirarte,
    aprender como sos
    quererte como sos.

    mi táctica es
    hablarte
    y escucharte,
    construir con palabras
    un puente indestructible.

    Mi táctica es
    quedarme en tu recuerdo,
    no sé cómo ni sé
    con qué pretexto
    pero quedarme en vos.

    Mi táctica es
    ser franco
    y saber que sos franca,
    y que no nos vendamos
    simulacros
    para que entre los dos
    no haya telón
    ni abismos.

    Mi estrategia es
    en cambio
    más profunda y más
    simple.

    Mi estrategia es
    que un día cualquiera
    no sé cómo ni sé
    con qué pretexto
    por fin me necesites.

    5. La historia de los amores imparables – Marwan

    Porque hay personas que merecen nuestra herida
    personas que mancharon todo de felicidad,
    y contrataron la alegría
    y la volcaron sobre ti
    como quien te arroja un cubo de esperanza,
    personas que empapaban tu vida con su risa
    y ahora que no están no dejan cuerda de tender
    donde seque esta tristeza.

    Me dicen que es de tontos,
    que lo deje,
    porque huir del compromiso
    es el deporte que practicas.

    Y tal vez estén en lo cierto
    pero no saben que tu boca
    es el ticket de entrada al paraíso,
    como una esperanza que se cuela dentro.

    Y dueles. Claro que dueles.
    Como un regalo que al abrirlo está vacío,
    como el premio que te sacan de las manos.
    Dueles.

    Pero yo sé que solo hay miedo tras tu huida,
    que me tiras las flores de los tiestos
    por el miedo a que no haya champán con que regarlas,
    que tu huida es un descanso,
    que el amor
    se toma un tiempo sobre ti
    para que los temores no caven más hondo en tus entrañas.

    A veces no hay parejas que no se amen
    sino temores que nos vencen.

    Pero siempre vuelves,
    siempre llegas de nuevo
    para estampar en mi cuarto el paraíso,
    para darle un nuevo orgasmo a mi memoria,
    un motivo más para creer.

    Y sé que no es fácil,
    que me hago herida nuevamente
    en cada travesía desde mi lengua hasta la nada,
    pero me curas de nuevo en tu viaje de vuelta hacia nosotros,
    me curas, muerdes mis heridas y las arrancas de golpe
    y allí donde había piel rota y soledad
    solo encuentro piel nueva, alma restaurada.

    Por eso acepto todo lo que caiga sobre mí cuando te vayas.

    Acepto que me elijas y me sueltes,
    que la felicidad sea un disparo,
    lo que dure este momento.

    Acepto las tres llamadas pendientes que cuelgan de mi vida
    con las que no sé qué hacer
    para que no me revienten de pasado el paisaje.

    Y también los domingos en que siento
    que la vida está comunicando.

    Lo acepto todo si eso abre la puerta
    a que mis lunes sean tus lunes
    y mi foto tu desvelo
    y mis guerras un motivo
    por el que hallar la paz contigo.

    Me dicen que te olvide y tienen razón,
    pero lo dicen porque no saben lo ligeros
    que son dos amantes cuando es correspondido.

    No entienden que te necesito.

    Te necesito porque despedirse es una palabra demasiado grande
    y no lo entienden.

    Y porque me están subiendo los tres polvos de más que te debo,
    como una droga que no consumes pero afecta
    y no lo entienden.

    Y vuelvo a ti porque no es posible ponerle vallas al amor
    y cada uno elige el modo de volarse
    y no lo entienden.

    ¿Dependencia? Por supuesto.
    De la felicidad que traes,
    de ser nosotros,
    posiblemente.

    Les digo eso.
    Por eso vuelvo a ti,
    a chocar de frente contra la felicidad,
    a caer de boca contra la felicidad,
    a romper mis dientes contra la felicidad.
    Me equivoque o no,
    para mí eres eso,
    la calle que conduce
    a la felicidad.

    4. Amor Eterno – Gustavo Adolfo Becquer

    Podrá nublarse el sol eternamente;
    Podrá secarse en un instante el mar;
    Podrá romperse el eje de la tierra
    Como un débil cristal.
    ¡todo sucederá! Podrá la muerte
    Cubrirme con su fúnebre crespón;
    Pero jamás en mí podrá apagarse
    La llama de tu amor.

    3. Crisantemos Marchitos – Rodrigo Varela

    Los crisantemos marchitos sobre la mesa, 

    me recuerdan que ya no somos los mismos,

    ni el color de tu mirada me regala primaveras,

    ni la sonrisa de tu falda recoge otoños para mí.

    La pasión vieja y olvidada se ha escondido en el armario,

    qué consuelo me darías si me vieras aquí, derrotado,

    sin la alegría poética de mis letras,

     y solo siendo un bosquejo de mis versos.

     Valiéndome de consonantes y recuerdos,

    para hacer más llevaderos los días,

    así te escribo ahora,

    con un beso en cada palabra,

    mientras el humo de los días se desvanece,

    entre los crisantemos que te regale,

    marchitos sobre la mesa.

    2. Te quiero – Mario Benedetti

    Tus manos son mi caricia
    mis acordes cotidianos
    te quiero porque tus manos
    trabajan por la justicia

    Si te quiero es porque sos
    mi amor mi cómplice y todo
    y en la calle codo a codo
    somos mucho más que dos.

    Tus ojos son mi conjuro
    contra la mala jornada
    te quiero por tu mirada
    que mira y siembra futuro.

    Tu boca que es tuya y mía
    tu boca no se equivoca
    te quiero porque tu boca
    sabe gritar rebeldía

    Si te quiero es porque sos
    mi amor mi cómplice y todo
    y en la calle codo a codo
    somos mucho más que dos

    Y por tu rostro sincero
    y tu paso vagabundo
    y tu llanto por el mundo
    porque sos pueblo te quiero

    Y porque amor no es aureola
    ni cándida moraleja
    y porque somos pareja
    que sabe que no está sola

    Te quiero en mi paraíso
    es decir que en mi país
    la gente viva feliz
    aunque no tenga permiso

    Si te quiero es porque sos
    mi amor mi cómplice y todo
    y en la calle codo a codo
    somos mucho más que dos.

    1. Para Amada – Medardo Ángel Silva

    Cuando de nuestro amor la llama apasionada
    dentro de tu pecho amante contemples extinguida,
    ya que sólo por ti la vida me es amada,
    el día en que me faltes me arrancaré la vida.

    Porque mi pensamiento, lleno de este cariño
    que en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo,
    Lejos de tus pupilas es triste como un niño
    que se duerme soñando en tu acento de arrullo.

    Para envolverte en besos quisiera ser el viento
    y quisiera ser todo lo que tu mano toca;
    ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento,
    para poder estar más cerca de tu boca.

    Vivo de tu palabra, y eternamente espero
    llamarte mía, como quien espera un tesoro.
    lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero
    y, besando tus cartas, ingenuamente lloro.

    Perdona que no tenga palabras con que pueda
    decirte la inefable pasión que me devora;
    para expresar mi amor solamente me queda
    rasgarme el pecho, Amada, y en tus manos de seda
    ¡Dejar mi palpitante corazón que te adora!

    Bonus. El día que me quieras – Amado Nervo

    El día que me quieras tendrá más luz que junio;
    la noche que me quieras será de plenilunio,
    con notas de Beethoven vibrando en cada rayo
    sus inefables cosas,
    y habrá juntas más rosas
    que en todo el mes de mayo.

    Las fuentes cristalinas
    irán por las laderas
    saltando cristalinas
    el día que me quieras.

    El día que me quieras, los sotos escondidos
    resonarán arpegios nunca jamás oídos.
    Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras
    que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.

    Cogidas de la mano cual rubias hermanitas,
    luciendo golas cándidas, irán las margaritas
    por montes y praderas,
    delante de tus pasos, el día que me quieras…
    Y si deshojas una, te dirá su inocente
    postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente!

    Al reventar el alba del día que me quieras,
    tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras,
    y en el estanque, nido de gérmenes ignotos,
    florecerán las místicas corolas de los lotos.

    El día que me quieras será cada celaje
    ala maravillosa; cada arrebol, miraje
    de «Las Mil y una Noches»; cada brisa un cantar,
    cada árbol una lira, cada monte un altar.

    El día que me quieras, para nosotros dos
    cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.

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