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Por qué el Poema 20 de Neruda es tan FAMOSO

    Hay miles de poemas de amor, más complejos, mejores escritos e incluso más profundos, y sin embargo cuando alguien piensa en un poema de amor, casi sin darse cuenta, aparece el Poema 20 de Neruda en su mente, entonces te preguntas:

    ¿Por qué este poema y no otro?
    ¿Por qué te lo leyó tu profesor cuando eras adolescente?
    ¿Por qué lo citó tu ex justo antes de dejarte?
    ¿Y por qué aparece una y otra vez en libros, clases y conversaciones como si fuera obligatorio?

    Algún misterio guarda y es lo que vamos a descubrir en este post.

    Porque seamos honestos: el Poema 20 no es el mejor poema de Neruda, no es el más trabajado, no es el más arriesgado, y aun así es el más famoso, y cuando algo así pasa, debe haber una razón explicable.

    La mayoría cree que es famoso porque habla de amor, pero no, hay miles de poemas de amor mejores que este (como hagamos un trato de Benedetti por ejemplo), la diferencia es que este poema no intenta ser poesía, intenta ser pensamiento de alguien enamorado que ya no puede recuperar su amor.

    Neruda no escribe como poeta, escribe como alguien que recuerda, y cuando alguien recuerda, duda, se contradice, avanza y retrocede, y eso es lo que hace este poema, describe exactamente ese sentimiento de cuando perdemos a alguien y por eso no suena perfecto, suena humano.

    Porque el Poema 20 no te habla como un maestro, no te quiere enseñar nada, no te quiere impresionar, simplemente te dice: esto es lo que pasa cuando alguien ya no está, y tú, aunque no quieras, debes entenderlo.

    Además, fíjate en esto: el poema no describe a la mujer, casi no sabemos nada de ella, no sabemos cómo era, qué pensaba o qué sentía, lo único que conocemos es la sensación que dejó, y esa sensación podría ser la tuya, la mía o la de cualquiera que haya perdido a un gran amor.

    Por eso funciona en cualquier edad, en cualquier país y en cualquier época, porque no habla de una historia, habla de una pérdida algo que nos ha pasado a todos.

    Y ahora te cuento algo que casi nadie menciona.

    El misterio de la fama de este poema se basa en que no promete nada, no dice que el dolor va a pasar, no dice que todo mejora, no dice que el amor regresa, simplemente se queda ahí, como se quedan los recuerdos que no se van del todo.

    Y eso, aunque duela, es honesto.

    Por eso tu profesor te lo hizo aprender de memoria en aquella época en la que no entendías nada del amor pero sabía que te iba a servir un día, además este poema es una puerta fácil a la poesía, porque cuando uno no sabe cómo explicar lo que siente, este poema lo hace por ti.

    Y entonces la pregunta ya no es por qué el Poema 20 es tan famoso, la pregunta real es:

    ¿por qué seguimos necesitando un poema así?

    Es por que el Poema 20 no habla de Neruda, habla de ti.

    Neruda se borra del poema, no te cuenta una historia concreta, no te dice quién fue ella, no te da detalles, te deja espacios vacíos, y esos espacios los llenas tú con tus recuerdos.

    Por eso este poema no se recuerda por lo que dice, sino por lo que despierta.

     Y cuando un poema logra eso, ya no importa cuántos años pasen ni cuántos poemas se escriben después, ese poema se queda.

    Por eso el Poema 20 no pasa de moda.

    Porque mientras sigamos recordando a alguien que ya no está, este poema va a seguir encontrándonos.

    y ya que estamos hablando del poema XX aquí te lo comparto:

    Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

    Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,

    y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»

    El viento de la noche gira en el cielo y canta.

    Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

    Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

    En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.

    La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

    Ella me quiso, a veces yo también la quería.

    Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

    Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

    Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

    Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.

    Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

    Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.

    La noche está estrellada y ella no está conmigo.

    Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.

    Mi alma no se contenta con haberla perdido.

    Como para acercarla mi mirada la busca.

    Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

    La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.

    Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

    Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.

    Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

    De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.

    Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

    Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

    Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

    Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,

    Mi alma no se contenta con haberla perdido.

    Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,

    y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

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