Imagine por un instante a una mujer desapareciendo sin dejar rastro, dejando su coche abandonado al borde de un estanque, su abrigo dentro y ningún indicio de adónde pudo haber ido. Esa mujer no era una ciudadana anónima, sino la escritora de misterio más leída del mundo. Era Agatha Christie.
Pero su vida no solo estuvo marcada por novelas con asesinatos imposibles y detectives memorables. En 1926, la propia Christie protagonizó un enigma real que ni Hércules Poirot podría haber resuelto con facilidad.

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La dama del crimen
Agatha Mary Clarissa Miller nació en Torquay, Inglaterra, en 1890. Desde joven, demostró una imaginación desbordante. Su primera novela, El misterioso caso de Styles, publicada en 1920, marcó el debut de Hercules Poirot, su detective belga de cabeza de huevo y mente afilada. Le seguiría Miss Marple, la adorable anciana con intuiciones infalibles. Christie escribió 66 novelas de misterio, 14 colecciones de relatos cortos y una obra teatral, La ratonera, que se ha mantenido en cartel ininterrumpidamente desde 1952.
Pero todo se detuvo una noche de diciembre.
La desaparición de 11 días
El 3 de diciembre de 1926, Agatha Christie desapareció. Su coche fue hallado al día siguiente, encallado cerca de un estanque en Newlands Corner, con las luces encendidas y su abrigo dentro. El país entero se volcó en la búsqueda. Participaron miles de personas, la prensa explotó el caso, y hasta Arthur Conan Doyle consultó a una medium.
Once días más tarde, Agatha fue hallada en un hotel de Harrogate, registrada bajo el nombre de la amante de su esposo, y afirmando no recordar nada. El misterio de su desaparición sigue sin resolverse del todo, aunque muchos apuntan a una crisis nerviosa causada por la muerte de su madre y la infidelidad de su marido.
Entre la ficción y la realidad
Esa desaparición no solo aumentó su fama: consolidó su imagen como reina del enigma. En su obra, Christie jugó siempre con la idea de la identidad, la memoria, el pasado oculto. Tal vez, sin quererlo, vivió uno de sus propios relatos.
Un legado eterno
Agatha Christie murió en 1976, dejando un legado literario incalculable. Sus libros han vendido más de dos mil millones de copias, solo superada por la Biblia y Shakespeare. Fue traducida a más de 100 idiomas y sus personajes viven hasta hoy en adaptaciones cinematográficas, televisivas y teatrales.
Si alguien creó un imperio literario con venenos, pasadizos secretos y falsas apariencias, fue ella. Pero también vivió en carne propia uno de los misterios más comentados del siglo XX.