En el universo de las emociones, el amor por una madre ocupa un lugar especial. Es un sentimiento profundo e infinito, que merece ser expresado con las palabras más hermosas y sentidas. Los poemas, con su magia y poder evocador, se convierten en el lienzo perfecto para plasmar este amor incondicional.
En este post, te invito a embarcarte en un viaje a través de los versos, donde cada poema es un homenaje a la mujer que nos dio la vida, que nos ha acompañado en cada paso y que nos ha llenado de amor incondicional.
Por ello a continuación te comparto los mejores poemas para máma en el día de la madre (o cualquier día):
Contenido:
- 15. Consejo Maternal – Olegario Andrade
- 14. Cuando sea grande – Alvaro Yunque
- 13. Caricia – Gabriela Mistral
- 12. Amor Filial – Amado Nervo
- 11. La madre ahora – Mario Benedetti
- 10. Hay un lugar en el mundo – Alda Merini
- 9. A mi madre – Manuel Gutiérrez
- 8. Dulzura mía – Gabriela Mistral
- 7. Doña Luz XVII – Jaime Sabines
- 6. Enseñarás – Madre Teresa de Calcuta
- 5. Madre llévame a la cama – Miguel de Unamuno
- 4. Galerías del Alma – Antonio Machado
- 3. Mamá – Anónimo
- 2. Madre de mi alma – José Martí
- 1. Los versos a mi madre – Julio Jaramillo
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15. Consejo Maternal – Olegario Andrade
en para acá, me dijo dulcemente
mi madre cierto día,
(aún me parece que escucho en el ambiente
de su voz la celeste melodía).
Ven y dime qué causas tan extrañas
te arrancan esa lágrima, hijo mío,
que cuelga de tus trémulas pestañas
como gota cuajada de rocío.
Tú tienes una pena y me la ocultas:
¿no sabes que la madre más sencilla
sabe leer en el alma de sus hijos
como tú en la cartilla?
¿Quieres que te adivine lo que sientes?
Ven para acá, pilluelo,
que con un par de besos en la frente
disiparé las nubes de tu cielo.
Yo prorrumpí a llorar. Nada, le dije,
las causa de mis lágrimas ignoro;
pero de vez en cuando se me oprime
el corazón, y ¡lloro!…
Ella inclinó la frente pensativa,
se turbó su pupila,
y enjugando sus ojos y los míos,
me dijo más tranquila:
Llama siempre a tu madre cuando sufras
que vendrá muerta o viva:
si está en el mundo a compartir tus penas,
y si no, a consolarte desde arriba.
Y lo hago así cuando la suerte ruda
como hoy perturba de mi hogar la calma,
invoco el nombre de mi madre amada,
¡y entonces siento que se ensancha mi alma!
14. Cuando sea grande – Alvaro Yunque
Mamá: cuando sea grande
voy a hacer una escalera
tan alta que llegue al cielo
para ir a coger estrellas.
Me llenaré los bolsillos
de estrellas y de cometas,
y bajaré a repartirlos
a los chicos de la escuela.
Para ti voy a traerte,
mamita, la luna llena,
para que alumbre la casa
sin gastar en luz eléctrica.
13. Caricia – Gabriela Mistral
Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar…
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar…
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar…
El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.
Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar…
12. Amor Filial – Amado Nervo
Yo adoro a mi madre querida,
yo adoro a mi padre también;
ninguno me quiere en la vida
como ellos me saben querer.
Si duermo, ellos velan mi sueño;
si lloro, están tristes los dos;
si río, su rostro es risueño;
mi risa es para ellos el sol.
Me enseñan los dos con inmensa
ternura a ser bueno y feliz.
Mi padre por mi lucha y piensa,
mi madre ora siempre por mí.
11. La madre ahora – Mario Benedetti
Doce años atrás
cuando tuve que irme
dejé a mi madre junto a su ventana
mirando la avenida
ahora la recobro
solo con un bastón de diferencia
en doce años transcurrieron
ante su ventanal algunas cosas
desfiles y redadas
fugas estudiantiles
muchedumbres
puños rabiosos
y gases de lágrimas
provocaciones
tiros lejos
festejos oficiales
banderas clandestinas
vivas recuperados
después de doce años
mi madre sigue en su ventana
mirando la avenida
o acaso no la mira
solo repasa sus adentros
no sé si de reojo o de hito en hito
sin pestañear siquiera
páginas sepias de obsesiones
con un padrastro que le hacía
enderezar clavos y clavos
o con mi abuela la francesa
que destilaba sortilegios
o con su hermano insociable
que nunca quiso trabajar
tantos rodeos me imagino
cuando fue jefa en una tienda
cuando hizo ropa para niños
y unos conejos de colores
que todo el mundo le elogiaba
mi hermano enfermo o yo con tifus
mi padre bueno y derrotado
por tres o cuatro embustes
pero sonriente y luminoso
cuando la fuente era de ñoquis
ella repasa sus adentros
ochenta y siete años de grises
sigue pensando distraída
y algún acento de ternura
se le ha escapado como un hilo
que no se encuentra con su aguja
como si quisiera comprenderla
cuando la veo igual que antes
desperdiciando la avenida
pero a esta altura qué otra cosa
puedo hacer yo que divertirla
con cuentos ciertos o inventados
comprarle una tele nueva
o alcanzarle su bastón.
10. Hay un lugar en el mundo – Alda Merini
Hay un lugar en el mundo
donde el corazón late rápido,
donde te quedas sin aliento
por la emoción que sientes,
donde el tiempo se detiene
y ya no tienes edad.
Ese lugar está en tus brazos
donde tu corazón no envejece,
mientras que tu mente
nunca deja de soñar.
9. A mi madre – Manuel Gutiérrez
¡Madre, madre, si supieras
cuántas sombras de tristeza
Tengo aquí!
Si me oyeras, y si vieras
Esta lucha que ya empieza
Para mí
Tú me has dicho que al que llora
Dios más ama; que es sublime
Consolar:
Ven entonces, madre y ora;
Si la fe siempre redime,
Ven a orar
De tus hijos el que menos
Tu cariño merecía
Soy quizás;
Pero al ver cual sufro y peno
Has de amarme, madre mía
Mucho más.
¡Te amo tanto! Con tus manos
Quiero a veces estas sienes
Apretar
Ya no quiero sueños vanos:
Ven ¡oh, madre! que si vienes
Vuelvo a amar
Solo, madre, tu cariño,
Nunca, nunca, se ha apagado
para mí.
Yo te amaba desde niño;
Hoy… la vida he conservado
para ti.
Muchas veces, cuando alguna
pena oculta devora
sin piedad,
Yo me acuerdo de la cuna
Que meciste en la aurora
de mi edad.
Cuando vuelvo silencioso
Inclinado bajo el peso
De mi cruz,
Tú me ves, me das un beso
Y en ni pecho tenebroso
Brota luz
Ya no quiero los honores;
Quiero solo estar en calma
Donde estás;
Solo busco tus amores;
Quiero darte toda mi alma…
Mucho más.
Todo, todo, me ha dejado;
En mi pecho la amargura
Descansó;
Mis ensueños me han burlado,
Tu amor solo, por ventura
Nunca huyó.
Tal vez, madre, delirante,
sin saber ni lo que hacía
Te ofendí.
¿Por qué, madre, en ese instante?
¿Por qué entonces, vida mía,
no morí?
Muchas penas te he causado,
Madre sana, con mi loca
Juventud:
De rodillas a tu lado
Hoy mi labio solo invoca
La virtud.
Yo he de ser el que sostenga
Cariñoso tu cansada
Ancianidad;
Yo he de ser quien siempre venga
A beber en tu mirada
Claridad.
Si me muero —ya presiento
que este mundo no muy tarde
Dejaré, —
En la lucha dame aliento,
Y a mi espíritu cobarde
Dale fe.
Nada tengo yo que darte;
Hasta el pecho me salta
De pasión:
Solo, madre, para amarte
Ya me falta, ya me falta Corazón.
8. Dulzura mía – Gabriela Mistral
Madrecita mía,
madrecita tierna,
déjame decirte
dulzuras extremas.
Es tuyo mi cuerpo
que juntaste en ramo,
deja revolverlo
sobre tu regazo.
Juega tú a ser hoja
y yo a ser rocío,
y en tus brazos locos
tenme suspendido.
Madrecita mía,
todito mi mundo,
déjame decirte
los cariños sumos.
7. Doña Luz XVII – Jaime Sabines
Lloverás en el tiempo de lluvia,
harás calor en el verano,
harás frío en el atardecer.
Volverás a morir otras mil veces.
Florecerás cuando todo florezca.
No eres nada, nadie, madre.
De nosotros quedará la misma huella,
la semilla del viento en el agua,
el esqueleto de las hojas en la tierra.
Sobre las rocas, el tatuaje de las sombras,
en el corazón de los árboles la palabra amor.
No somos nada, nadie, madre.
Es inútil vivir
pero es más inútil morir.
6. Enseñarás – Madre Teresa de Calcuta
Enseñarás a volar…
pero no volarán tu vuelo
Enseñarás a soñar…
pero no soñarán tus sueños.
Enseñarás a vivir…
pero no vivirán tu vida
Enseñarás a cantar…
pero no cantarán tu canción.
Enseñarás a pensar…
pero no pensarán como tú
Pero sabrás
que cada vez que ellos vuelen, sueñen,
vivan, canten y piensen
¡Estará en ellos la semilla
del camino enseñado y aprendido!
5. Madre llévame a la cama – Miguel de Unamuno
Madre, llévame a la cama.
Madre, llévame a la cama,
que no me tengo de pie.
Ven, hijo, Dios te bendiga y no te dejes caer.
No te vayas de mi lado,
cántame el cantar aquél.
Me lo cantaba mi madre;
de mocita lo olvidé,
cuando te apreté a mis pechos contigo lo recordé.
¿Qué dice el cantar, mi madre, qué dice el cantar aquél?
No dice, hijo mío, reza, reza palabras de miel;
reza palabras de ensueño que nada dicen sin él.
¿Estás aquí, madre mía?
Porque no te logro ver….
Estoy aquí, con tu sueño;
duerme, hijo mío, con fe.
4. Galerías del Alma – Antonio Machado
¡El alma niña!
Su clara luz risueña;
y la pequeña historia,
y la alegría de la vida nueva
¡Ah, volver a nacer, y andar camino,
ya recobrada la perdida senda!
Y volver a sentir en nuestra mano
aquel latido de la mano buena
de nuestra madre
Y caminar en sueños
por amor de la mano que nos guía.
3. Mamá – Anónimo
Quiero agradecerte que estés en mi vida.
Sé que puedo contar contigo en momentos difíciles,
sé que contigo puedo compartir mis alegrías,
y sé que nuestra amistad se sustenta en mutuo amor.
Que seas mi mamá y amiga es el más preciado tesoro,
que agradeceré a Dios eternamente.
Gracias por llenar mi vida con tanta felicidad.
¡Te amo mamá!
2. Madre de mi alma – José Martí
Madre del alma, madre querida
son tus natales; quiero cantar
porque mi alma de amor henchida,
aunque muy joven, nunca se olvida
que la vida me hubo de dar.
Pasan los años, vuelan las horas
que yo a tu lado me siento ir,
por tus caricias arrobadoras
y las miradas tan seductoras
que hacen mi pecho fuerte latir.
A Dios le pido constantemente
para mi madre vida inmortal;
porque es muy grato, sobre la frente
sentir el roce de un beso ardiente
que de otra boca nunca es igual.
1. Los versos a mi madre – Julio Jaramillo
Mi madre es un poema
de blanca cabellera,
que tiene a flor de labios
un gesto de perdón.
Cuando tras larga ausencia regreso
ella me espera,
me abraza como a un niño,
me besa con pasión.
Mi madre es pequeñita
igual que una violeta,
lo dulce está en su alma,
el llanto en el adiós.
Es dueña de mis sueños,
aunque no soy poeta,
los versos a mi madre
me los inspira Dios.
Qué linda que es mi madre
qué suerte es tenerla y
que dichoso al verla
feliz en el hogar
Radiante de alegría
al lado de sus hijos
cuidando sus nietitos
qué santa que es mi madre,
Bendícela, sí, bendícela Señor.
Mi madre es una rosa
de pétalos ajados
que guarda su perfume
muy junto al corazón.
Viviendo nuestra angustia
no sé lo que ha llorado
por eso al mencionarla
me embargo de emoción.
Mi madre es como un cromo
de mágica paleta
Canción dolor ternura
de todo hay en su voz
Es dueña de mis sueños,
aunque no soy poeta,
los versos a mi madre
me los inspira Dios.
Qué linda que es mi madre
qué suerte es tenerla y
qué dichoso al verla
feliz en el hogar.